Soberbia y arrogancia son aves
y bello es su plumaje.
Están trabajando
para mirar desde arriba
a los que pican,
denominando más oscuro
el color de su plumas.
Mi ilusión pudriéndose,
era fruto de mi ignorancia,
despedazada a picotazos por estas aves
que creen estar por encima del suelo.
Burlándose del movimiento de los hilos
de sus muñecos becarios
siendo maniquí (buitre) sin alma
que dirige y exige magia.
Deseando volar más arriba,
Para vincularse a otra banda(da).
Con prisa, gorgojea de competencia
como si no fuera incompetente su canto
mientras bebe de una copa,
vertiendo en mí su gran mofa.
Oculta en “tú no”,
más “el resto, sí”.
Y yo me quedé allí.
Viendo como desgranan
a la diana de mi carrera.
Me sentí como cuando te pillas la pija
con tu propia cremallera.
Capea